Prudente

Con origen en el latín prudentia, prudencia es un término que se emplea como sinónimo de sensatez, mesura, templanza, cautela o moderación. Se trata de la virtud que lleva a alguien a desenvolverse de modo justo y adecuado.  El concepto de prudencia está vinculado a múltiples valores. Expresarse con un lenguaje claro y adecuado forma parte de la prudencia, sobre todo en la comunicación de hechos trascendentes o malas noticias. Por otra parte, la prudencia implica el respeto por los sentimientos y la vida del prójimo. Un individuo con conductas imprudentes es probable que no sólo ponga en riesgo su propia existencia, sino que también represente un peligro para la vida de otros. Esto ocurre con quienes conducen de manera temeraria, tienen animales peligrosos en su hogar o festejan disparando al aire, entre muchas otras acciones y conductas que se oponen a la prudencia.

Ser prudente, para decirlo de otro modo, es ser precavido. Un hombre que gana un premio y gasta todo el dinero en fiestas, no se destaca por su prudencia: si en el futuro se le presenta algún imprevisto económico, no tendrá forma de solucionarlo. Resulta interesante mencionar que el pueblo egipcio solía representar a la prudencia a través de una serpiente con tres cabezas (una con apariencia de león, otra de lobo y la restante, de perro). Es que, para ellos, un individuo es prudente cuando tiene la astucia de las víboras, el vigor de los leones, la agilidad de los lobos y la paciencia propia de los canes.

 

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