INVENCIBLES

ADORACIÓN, EL LUGAR DE LOS INVENCIBLES

Cristo es el centro de todo, no hay nada ni nadie por encima de Él.

Quien entiende esto, entiende la dinámica de La Gracia, que no es una doctrina, sino una persona, la persona de Jesucristo (Jn 1:17). Y entonces no le queda otra cosa más que estallar de adoración, porque su corazón está repleto con el Evangelio, que es el poder de Dios (Rom 1:16) y luego lo manifiesta en una vida de transformación (2 Cor 3:17-18), una vida de honra, de humildad, una vida de eficacia, una vida de excelencia laboral, excelencia académica, excelencia en los negocios, excelentes como esposos o esposas, o como amigos, o como hijos, o padres, una vida de excelencia que estalla en adoración exclusiva a Dios, porque adoración es un estilo de vida, el caminar diario de un creyente.

INVENCIBLES

Esto es clave entenderlo para ser adoradores inteligentes, que tienen sabiduría, revelación e inteligencia espiritual (Ef 1:17; Col 1:9). La adoración es el linaje propio de un campeón que ha sido sellado con sangre, la del Pacto Eterno. No es gran cosa que adoremos, es simplemente la respuesta a la naturaleza de Dios que ha puesto dentro del creyente. “Cristo en mí, la esperanza de gloria(Col 1:27). Un adorador se postra solo ante Dios, para no postrarse ante nada ni ante nadie más; se sienta en lugares celestiales con Cristo (Ef 2:6), para descansar en la obra perfecta y trascendental de Él y ver el mundo con perspectiva eterna, para ver las circunstancias como las ve Dios; y se para, como resucitado para transformar la historia desde el nivel de la excelencia que Dios ha colocado dentro suyo.

 

¿Por qué muchos no pueden disfrutar esto? Porque viven desde su necesidad. Pero si un creyente sabe que: Cristo está en medio de ti, sobre ti y dentro de ti. Que es ¡Poderoso!. Que no te salvará, sino que YA te salvó. Que su Amor te renueva y calma tus temores y dolores. Que salta de júbilo por ti. Que Cristo alejó de ti la desgracia y el oprobio. Que se goza por ti con cantos de alegría, que está contigo ¡siempre! Pues entonces estalla de gozo en su presencia, disfrutando a Cristo, viviendo como un adorador y no como un demandante.

Adoración es el lugar de los invencibles, es el lugar de gente valiente.

De gente que no se avergüenza de llamarse cristiano y se rinde en total adoración al único Digno, al único que cargó el pecado, lo clavo en la cruz y lo quitó de la humanidad.  Un adorador es uno que camina libre de “equipaje” rendido ante el único Digno: Jesucristo.

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