ESCUCHEMOS EL CLAMOR

Donde hay vida hay reproducción y multiplicación. La iglesia es un organismo, tiene vida, no es una organización ni una empresa. Una iglesia debe reproducirse en otras iglesias, en Colombia o en otras partes del mundo.

CLAMOR

En Hechos cap. 16 tenemos un ejemplo del comienzo de una iglesia. Pablo, Silas y Timoteo tomaron la decisión de salir para predicar y enseñar en Asia, sin embargo, la puerta se cerró “les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia” v.6. La segunda opción era Bitinia pero sucedió lo mismo. Quizá para los siervos de Dios esta prohibición causó sorpresa y frustración, pero obedecieron la dirección del Espíritu. Vemos aquí la importancia de estar en el lugar de Dios y en el tiempo de Dios. Primero debemos consultar a Dios y ser muy sensibles a la dirección del Espíritu Santo.

Llegaron a Troas donde ocurrió algo sobrenatural. Pablo tuvo una visión, escucho un clamor de un varón diciendo: “Pasa a Macedonia y ayúdanos”. Este hombre representaba la necesidad en Europa. Aquí podemos hablar de un momento histórico porque se abrió un nuevo continente para el evangelio: “dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelios”v.10. Este mismo clamor se escucha hoy de muchas naciones, pueblos, ciudades y también de muchas personas que están buscando una solución.

El evangelio llegó primero a Filipos y después a Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto. La puerta para entrar en Europa se abrió conforme a la voluntad de Dios.

El Señor está llamándonos a extendernos para que la Palabra sea predicada en muchas naciones. Cuando el Señor abre una puerta debemos entrar.

En la cuidad de Filipos nació la primera iglesia de Europa. Pablo predicó a algunas mujeres, temerosas de Dios, y el Señor abrió el corazón de una de ellas, llamada Lidia. El Espíritu Santo preparó su corazón para recibir a Jesús. Fue bautizada junto con su familia y después abrió su casa donde comenzó la iglesia.

Experimentaron mucha oposición en Filipos, pero aun así, el Señor les dio la victoria, el carcelero se convirtió por medio de un milagro y creemos que fue añadido a la iglesia, junto con su casa.

Unos años más tarde Pablo escribió una carta a esta iglesia muy amada por él.

Recordemos algo de sus palabras: “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. “ Filipenses 1:6

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