“A nivel local, con algunas excepciones, se evidencia la misma discrepancia, ya que se excluyen del acceso de la atención médica a los más pobres. Los pobres tienen rostro. Los pobres tienen rostro en nuestros países, son los vulnerables, los excluidos de las villas, poblaciones o asentamientos humanos de miseria, los migrantes, los refugiados, los que dependen del trabajo informal, los ancianos solos, los indígenas, los discapacitados y muchas mujeres, quienes morirán a la puerta de los hospitales, en la calle o en su hogar, si no existen prioridades y campañas destinadas para la vacunación de ellos” enfatizo con voz enérgica Enrique Valentín Iglesias García uruguayo, que ha sido Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo BID, Secretario ejecutivo de la CEPAL, Secretario general de la Secretaria General Iberoamericana, Ministro de Relaciones Exteriores y Presidente del Banco Central del Uruguay.
“La vacunación universal es un imperativo moral. La vacuna para derrotar al SARS-CoV-2 es el resultado de una amplia colaboración y cooperación entre público y privado en diferentes países, por lo que no podemos implementar estrategias nacionalistas miopes. Las consecuencias mundiales son evidentes y evitables. Incluso un solo país no inmunizado puede llevar a un bloqueo mundial del tráfico, del comercio y del movimiento de personas, como vimos con China al comienzo de la pandemia, creando un daño enorme en todos los sectores” seguro Carlos Massad Abud (Chile)quien ha sido director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, secretario ejecutivo adjunto de la CEPAL, Ministro de Salud y presidente del Banco Central de Chile.
“El retraso en la inmunización de la población mundial permitirá también el desarrollo de variantes del virus que no se pueden tratar con los tratamientos actuales, porque el virus seguirá circulando y mutando y afectará la salud de los ciudadanos ya «vacunados». La vacunación universal no es una caridad, sino la consecuencia de un derecho humano fundamental como lo es el derecho a la salud, mediante una acción preventiva por excelencia; y es también un deber de justicia que se justifica por todos los criterios (sanitarios, económicos, financieros, sociales y políticos). Las vacunas son un bien público internacional, que deben ser asequibles a todos, especialmente a los más pobres” reseño Eduardo Almeida (Brasil) quien ha sido representante del Banco Interamericano de Desarrollo en
Centroamérica, Paraguay y Haití, ex vicepresidente para América Latina de TechnoServe.
«Más que una función pública, la vacunación universal es una exigencia evangélica, humanitaria y solidaria, además de una cuestión de Seguridad Nacional, dado que las más grandes amenazas en el futuro para la vida, serán sin duda las sanitarias. Está claro que esta pandemia es solo el principio de las que están por venir: tenemos que estar preparados para una acción coordinada, colaborativa, solidaria y mancomunada en todos los niveles de gestión. La vacunación universal, además, no solo es un imperativo moral, sino que es conveniente para el desarrollo económico mundial, incluidos los países más ricos” reflexiono Enrique Segura (EEUU), quien es presidente del directorio de ENSE Group, holding con operaciones en más de 45 países de todo el mundo.
La Secretaría del Tesoro de los Estados Unidos, en carta del 25 de febrero a sus colegas del G20 señaló: “Contener la pandemia a través del globo terráqueo es esencial para una recuperación económica robusta…Una vacunación rápida y verdaderamente global es el estímulo más fuerte que se puede dar a la economía global”.
Un estudio del Buró Nacional de Investigación Económica de los Estados Unidos (NBER) ha señalado que, si se mantiene la trayectoria actual de vacunación, la producción mundial del año 2021 podría disminuir un 3,5%, es decir, $4,5 billones de dólares (millones de millones de dólares).
“Por eso nos atrevemos a pedir medidas eficaces para la vacunación de todos: 7. Pedimos aumentar los recursos al programa COVAX. El programa COVAX (formalmente conocido como el Mecanismo de Acceso Global a las Vacunas COVID-19), que está dirigido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha resultado insuficiente, pues con los recursos actuales, si los fabricantes cumplieran con sus entregas, apenas se lograría vacunar 500 de los 1700 millones de habitantes de los países pobres y al 20% de los habitantes de países de ingresos bajos y medios; sin embargo ya en los primeros meses del año 2021, la producción de vacunas ha sufrido retrasos” destaco Isabel Capeloa Gil (Portugal). Presidenta de la Federación Internacional de Universidades Católicas, Rector de la Universidad Católica de Portugal.
ESCRITO POR: ALBERTO CABEZAS