¿Vale la pena pertenecer a la ONU?

 

Es bien sabido que la ONU (Organización de las Naciones Unidas), ha desplegado de forma sistemática durante los últimos 40 años una agenda de reducción de la población mundial a partir del uso masivo de ideologías, la promoción del aborto y la destrucción del concepto bíblico y natural de matrimonio y familia. Qué “curiosa” manera de procurar la paz y la seguridad internacional, siendo este su principal objetivo según la Carta de Naciones.

 

Puede ser que lo dicho anteriormente llegue a sonar un tanto raro e incluso molesto. Es natural. En términos generales, la ONU goza de un alto grado de favorabilidad y credibilidad en la opinión pública mundial. Para muchos, es una organización benefactora que persigue nobles ideales, y que mantiene intactos sus propósitos misionales de salvaguardar el respeto por los derechos humanos, así como mediar entre los conflictos de las naciones. La realidad sin embargo, demuestra que ningún razonamiento está más alejado de la verdad.
Abundan los ejemplos para ilustrar la tóxica injerencia de la ONU en los asuntos relacionados con política internacional. El fallido protectorado de esta organización en Haití, su actitud desentendida y cómplice frente a graves violaciones a los derechos humanos en Siria, África y Venezuela. Sus políticas discriminatorias contra Israel y su sesgado y partidista acompañamiento al proceso de paz en Colombia.

 

ONU

Al margen de los anteriores reparos cabe preguntarnos ¿Está realmente la ONU detrás de una agenda mundial de destrucción de la familia? Lo dejó muy en claro la primera presidenta del Fondo de Población, que amparada en el eufemismo de “políticas demográficas” dijo: “ya no se trata de controlar la población del mundo dentro de los roles de género tradicionales, sino que ahora se trata de cambiar los roles de género tradicionales para controlar la población del mundo”

 

De esta forma, la ONU se sirve del enorme poder destructivo de las ideologías para echar por tierra siglos de investigación médica y científica, sustituir la palabra “sexo” por el concepto incluyente “género”. Aspectos biológicos constitutivos y comunes a todo ser humano, son remplazados por conceptos ideológicos enrarecidos que legitiman innumerables orientaciones e identidades de género diversas, nuevas sexualidades y múltiples formas de familia. ¿Dónde queda la naturaleza que obedece a un propósito? Solo la imaginación marca el límite. Solo el placer importa.

 

Al disociar el concepto de libertad de la realidad objetiva y el orden natural, emerge una humanidad deshumanizada que se opone a su Creador. En consecuencia, el hombre se convierte en dios para sí mismo. Construye y deconstruye su identidad. Modifica su cuerpo y cambia de sexo. Hace de lo antinatural la norma y eleva los delirios a la categoría de derechos. *(Ver: Chile aprueba ley de identidad de género. 16 de Enero 2018. El Espectador.com – ¿Por qué es trascendental el concepto de la Corte IDH sobre el matrimonio igualitario?. 11 Enero 2018. El Espectador.com)

 

¿Cómo fue que llegamos a este punto? Está bien documentado que desde finales de los años 60, y con descarada celeridad a partir de las conferencias de El Cairo en 1994 y Beijing en 1995, la ONU (Secuestrada por el rabioso feminismo radical de tercera generación) ha venido exhibiendo un deslizamiento progresivo de sus políticas, derivando en la creación e imposición de “supuestos nuevos derechos humanos” y plataformas de acción ideológica que presentan el matrimonio y la familia como trampas creadas por la cultura judeocristiana, diseñadas para oprimir y someter a la mujer a la esclavitud de la maternidad, en el marco de un supuesto modelo patriarcal normativo heterosexista. *(Michel Schooyans; “La cara oculta de la ONU”, Cap XVI “La ONU contra la familia)

 

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¿Cuándo todo esto empezó a llamar nuestra atención? la ONU, decididamente comprometida con la inclusión y desarrollo del enfoque (Dictadura) de género, en Latinoamérica y Colombia, participó en la creación de Ambientes Escolares Libres de Discriminación* (La cartilla de Gina Parody, Ministerio de Educación, Colombia Diversa y otros) que suscitó la indignación nacional y motivó las marchas y los plantones multitudinarios del 10 de agosto de 2016. *(Disponible en internet)

 

El documento resultó ser un auténtico manual de homosexualización y adoctrinamiento de género para niños y adolescentes, que curiosamente fue financiado en nuestro país a través de diferentes agencias de la ONU: Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

 

“Fondo, población, infancia, desarrollo” son palabras de apariencia noble, o al menos inofensiva. Sin embargo, la imposición de ideologías como herramientas globales de adoctrinamiento para “reeducar al mundo”, la promoción y generosa financiación a la práctica criminal del aborto, la presión constante a los estados para incluir dentro de sus legislaciones las llamadas “nuevas políticas de género” y el favorecimiento a la agenda homosexual a través de la progresiva consolidación de una plataforma mundial para la normalización de la sodomía, las parafilias y la transexualidad, son solo algunas de las “inofensivas” y “humanitarias” políticas de las Naciones Unidas.

 

Para el caso de los acuerdos de La Habana, (Detestable contubernio donde Juan Manuel Santos y sus cómplices entregaron el país al comunismo Fariano), la contaminación ideológica no podía faltar. Estuvo a cargo de la sub comisión de género, y nuevamente la ONU exhibió un papel protagónico. Su participación fue activa y visible a través del programa para el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género, “ONU mujeres”, que aseguró, de forma exitosa por demás, la incorporación transversal del “enfoque de género” (Ideología de género pura y dura*) en todos los puntos del acuerdo, el documento final y la versión ampliada conocida como el supuesto Nuevo Acuerdo. *(Ver la cartilla: Equidad de género y derechos de las mujeres en el Acuerdo Final de Paz)

 

La somera descripción ofrecida anteriormente corresponde a una pequeña muestra del alcance y los propósitos de este perverso gobierno mundial totalitario. Solo la Iglesia de Cristo se interpone como formidable estorbo a esta tiranía que menoscaba la autodeterminación de los pueblo y su soberanía. Ante la locura y el frenetismo imperante, mantengamos el valor para seguir anunciando la verdad con determinación.

 

Esteban Ramírez
Pastor de Jóvenes.
Especialista en educación.
Candidato a la Cámara por Bogotá
Hijo del Pastor y Concejal de la Familia.

 

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