Inicialmente debo gradecer al colega Gonzalo Guzmán, director del periódico Valores Cristianos, la deferencia por esta invitación para escribir humildes opiniones y conceptos que desde mi perspectiva considero de vital importancia reflexionar.
Espero no ser inferior a su voto de confianza, y poder cumplir con una tarea crítica, objetiva, constructiva, de opinión y abiertamente para la sana discusión o debate. Hoy quiero comenzar por preguntar si el alimento espiritual, La Palabra Sagrada, sirve de cordón umbilical para la clase dirigente frente al pueblo cristiano, o estos últimos debemos cumplir expresamente la tarea de evangelización para evitar ser utilizados por una clase dirigente absurdamente amiga de las iglesias, expresamente en época electoral. Para nadie es un secreto que el potencial del pueblo de Dios, bien podría elegir dentro de su feligresía a verdaderos servidores públicos con principios y valores para hacer de Colombia un país en orden y viable en todas sus facetas.
Ahora bien, el pulpito y la política con los oportunistas pescadores de adeptos es una combinación que sabe agridulce, por no decir que amargo, y aberrante desde todo punto de vista. ¿Si nuestra fe mueve montañas y se traduce en milagros, porque tenemos que fungir de idiotas útiles cuando en el inmenso universo de las posibilidades podríamos ubicar ediles, concejales, diputados, alcaldes, gobernadores y hasta presidente con mayorías insospechables? . Es el momento de ponernos serios, no exponernos al escarnio público, al ridículo hasta ser sindicados de conextar con precarios moralistas, inmorales de ayer, o comprometidos en acciones “NON SANTAS” y que buscan guarecerse en una posición para ocultar su deuda. NO y siempre NO, líderes, pastores, predicadores, evangelistas, consejeros y fieles debemos ponernos de acuerdo y formar personas con perfiles que se adecuen a la administración pública y nos representen con decoro.
No más, basta, que no nos mientan ni nos engañen con ofrecimientos pírricos por el uso del conglomerado que se está vendiendo al peor postor. Es lamentable que conocidos nombres del cristianismo criollo abran sus puertas de par en par para hacer la mixtura de lo divino y lo humano, lo banal y lo espiritual. Lo más grave, hoy todos hablan más de política que del mismo Evangelio como si esa fuera su tarea primordial; además cambian ovejas por curules como todo un mercado persa para llegar a sitios prohibidos y permeados por la corrupción y el desmedido apetito de apropiación y saqueo al erario.
Debemos unirnos y no estar revueltos, el agua y el aceite nunca son afines, se repelen y cada uno busca su nicho. El target de los cristianos no está en venta, no se negocia, no se regala, es exclusivo de Dios y para Él. Creo no equivocarme cuando afirmo que es preferible tirar la red para ganar almas y no forzar las urnas para servirles a los avarientos de la politiquería que busca cama, cuando les conviene, en las iglesias.
Los partidos tradicionales no merecen el respaldo del pueblo cristiano, ni el pueblo cristiano requiere de ellos. Es conveniente buscar la fórmula para ejercer un derecho, que trae obligaciones, con propiedad y responsabilidad propias donde los escogidos tengan un respaldo unánime y dejemos de ser el hazme reír de una nación que merece cambios estructurales en sus estamentos; es ahí donde los formados hombres y mujeres deben ser ungidos para sembrar buenas nuevas en la carcomida democracia. He dicho.