Una Iglesia renovada para un nuevo tiempo

Mientras las naciones logran hacerse a la vacuna o a un tratamiento médico efectivo para el COVID – 19, la vida no volverá a ser igual para muchos sobre la tierra durante un tiempo.

En este tipo de crisis es cuando la fe y el carácter del cristiano son sometidos a prueba. “El crisol para la plata, y la hornaza para el oro;
pero Jehová prueba los corazones”. Proverbios 17:3.
La sociedad contemporánea se caracteriza por la adopción del capitalismo como sistema económico mundial, la república como modelo estatal, la secularización, el crecimiento acelerado de la población, el aumento en la demanda de bienes básicos para su sostenimiento. Época de los grandes inventos y de la tecnología.
La modernidad, a la par de sus bondades como la medicina para cura de graves enfermedades, el avance en las comunicaciones y el transporte, también trajo consigo sus propias aflicciones. La verdad absoluta fue remplazada por la verdad relativa. La nueva filosofía del humanismo colocó al hombre como el eje del mundo.
En 1962, en Estados Unidos fue prohibida la oración en las escuelas públicas y en 1963, allí se prohibió también la lectura de la Biblia. En 1968 se derogó la prohibición de enseñar la teoría de la evolución. Se globalizó la economía.
Estados Unidos se posicionó como potencia mundial económica, hasta el punto de llegar a afirmarse: “Cuando Estados Unidos estornuda, el mundo se resfría”.
Después surgió China como otra potencia económica. Viene creciendo la inteligencia artificial y ya algunos la ven como un peligro para la humanidad.
En Colombia, después de la independencia ha sido constante la guerra y el derramamiento de sangre. La Constitución de 1991, consagró la Libertad de Cultos en el artículo 19. Pero después aparecieron posturas defensivas del aborto, de las uniones del mismo sexo y la eutanasia, acogidas en la Corte Constitucional.
Alta Corte donde hace poco alguien demandó fallidamente, quitar el nombre de Dios del escudo de la Policía Nacional. Aquí, donde hay altos índices de violencia intrafamiliar y feminicidio. Donde la injusticia social, el narcotráfico y la corrupción hacen parte de nuestros registros internacionales. Junto a la idolatría, estos
sucesos hacen parte de la extensa lista de pecados, que confesamos en este momento para estar a cuentas delante de Dios.
Las pandemias son mencionadas en Mateo 24:7-8: “Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”. Hace poco nos asombró este titular: “La pandemia del coronavirus causará hambrunas mundiales de “proporciones bíblicas”, advierte la ONU”. Ante semejante diagnóstico, la Iglesia Cristiana está llamada a prepararse y actuar. Dios ya lo había puesto en boca del profeta: “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su
maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos”. Isaías 26:20-21. Después de esto viene un tiempo nuevo, antes del Rapto de la Iglesia por nuestro Señor Jesucristo.
La Iglesia Cristiana debe apegarse con mucho celo a la Palabra de Dios. Manifestar arrepentimiento, no guardar silencio ante el pecado, no torcer las ordenanzas del Señor y buscar santidad. Llegar con ayuda a través de sus fundaciones sociales a los pobres. Establecer y apoyar “Ollas Alimentarias Comunitarias”. Crear bancos de alimentos, vestuario y calzado. Promulgar y defender los valores y principios cristianos de la familia. Orar, interceder, ayunar y adorar a Dios en espíritu y en verdad. Cumplir con la Gran Comisión, porque nuestro Señor Jesucristo dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Mateo 28:19-20.
Evangelizar no nos impide tener una mirada social, tal y como enseña la iglesia primitiva. Cumplir el mandamiento del amor y practicar la misericordia. El Señor en el Sermón del Monte dijo: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”. Mateo 5:7. Viene un fuerte Avivamiento para la Iglesia Cristiana, porque habrá hambre por la Palabra de Dios.

Yecid Celis Melgarejo
Defensa Pública de la Fe
yecemel@hotmail.com
Periodista Valores Cristianos

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