Sin saber que virus es peor

Veintitrés días desde la declaración del estado de emergencia, veinticinco decretos presidenciales, diez y siete días en cuarentena y miles de denuncias sobre corrupción ha dejado este periodo de pandemia en el país.

 

Es curioso ver como el gobierno nacional ha buscado algunas  herramientas para frenar la propagación del COVID -19 dentro de nuestro territorio y sin embargo día a día aumentan los casos y las muertes por dicho virus, no sin  antes dejar entrever la grave situación socio-económica que vive el país, donde más del 60% de los trabajadores son informales y reciben su salario a diario, donde son las pequeñas y medianas empresas la que les dan empleo a miles de ciudadanos que hoy se están quedando sin recibir un salario dado que sus empresas no pueden pagarles y para completar un sistema de salud precario que impide el conocimiento real del virus en el país.

 

Todo esto es la suma de años y años de malas decisiones, malos gobiernos, pero sobre todo una enfermedad peor que el COVID-19 llamada corrupción. Esta enfermedad deja ciegos, sordos y mudos a quienes la contraen estando en el poder, con la imposibilidad de estirar la mano a los menos favorecidos, pero con la facultad abrazar más y más dinero para ellos.

 

Es tanta la propagación de la corrupción que desde que comenzó el periodo de cuarentena, han sido miles (como ya había indicado) las denuncias por parte de ciudadanos en las cuales acusan a los gobiernos locales de incumplirles con la entrega de los subsidios y mercados prometidos, no sin mencionar que los mercados entregados son un 50% más caros de lo normal, ejemplos como las latas de atún en Arauca y los múltiples contratos investigados en los departamentos de San Andrés, Meta, Cesar, Atlántico y demás.

 

Pero peor aún que lo expuesto es darnos cuentas que los beneficiarios de ayudas económicas son “personas” con cédulas falsas y con nombres más rebuscados que los vistos en personajes de videojuegos online. Pero no nos asustemos, esto siempre ha pasado, solo que la crisis lo ha sacado a la luz, acaso no se han preguntado ¿cómo votan en las elecciones personas fallecidas o siguen recibiendo pensiones llevando el dedo del muerto?

 

Así las cosas, por más que las buenas intenciones estén y entre todos estemos aportando un pequeño grano de arena, quedándonos en casa y cuidando de los nuestros para mejorar la situación en nuestro país, es necesario que abramos los ojos y lavemos más que nuestras manos, nuestras conciencias y recordemos que este virus interno que nos carcome desde siempre seguirá existiendo si no hacemos algo y peor que el coronavirus, es la corrupción que ha matado a más personas por negligencia que por la enfermedad.

 

Escrito por: Wilfrefo Romero  / Instagram: @Wilromero95

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