HIJOS

LA PARÁBOLA DE LOS DOS HIJOS – 2 parte

 

Con respecto al segundo hijo, Dios no pudo hacer mucho con él. Él dijo que iría, mas no fue, haciendo evidente la segunda tendencia de la carne: la religiosidad, con su apariencia o fachada de piedad. De hecho, bajo el engaño religioso, en la parábola del publicano y el fariseo, éste se siente superior, viéndose justo y al publicano pecador, por cuanto cree y piensa que está haciendo bien, que está en lo correcto.

 

La apariencia de piedad niega la eficacia de la Palabra, teniéndola en poco. La Palabra de Dios no es una sugerencia para nuestra vida, de manera tal que podamos seguir optando por hacer lo que nos provoca. No somos buenos cristianos simplemente por venir a la iglesia, por deber religioso o por pagar una religiosidad semanal. Lo somos por hacer la Palabra de Dios, por hacer su voluntad.
No seamos resistentes a la Palabra de Dios sino reverentes hacedores de ella. Obedientes de verdad, pues quien la oye y no la hace a sí mismo se engaña. (Santiago 1:22).

 

HIJOS

Prestemos debida atención al hecho de decir una cosa, y hacer otra. Que nuestros labios no hablen engaño (1 Pedro 3:10). Triste ver el abierto y fácil mentir de algunos cristianos, siendo la mentira el lenguaje del diablo. Dios quiere que cumplamos nuestras promesas, aunque duela a la carne, y pase lo que pase: “(…) El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia” (Salmos 15:4).

 

De otro lado, esta parábola deja ver cómo los hijos de Dios, le hemos a Él fallado en el servicio que Él nos pide. Es por su misericordia que le servimos, aun siendo siervos inútiles. Así las cosas, sólo si rendimos a Él nuestra voluntad, el Espíritu Santo nos empoderará para actuar de acuerdo con el mandato divino.

 

¿Cuál de los dos hijos hizo la voluntad de su padre? El primero, quien finalmente fue a servir a la viña. La puerta está abierta, por misericordia, para todo aquel que efectivamente obedezca a Dios, aún para los religiosos. Los publicanos (materialistas) y rameras (hedonistas) fueron adelante de los líderes fariseos, quienes no creyeron ni tomaron el mensaje de arrepentirse, rechazando el consejo de Dios (Mateo 21: 31-32). Quien cree obedece a Dios y, a su vez, el creer abre la puerta al arrepentimiento.

 

HIJOS

APLICACIÓN PROFÉTICA DE LA PARÁBOLA. El segundo hijo representa la religiosidad de aquellos judíos que dijeron ir y no fueron; entretanto, el primer hijo, representa a aquellos gentiles que en principio no querían obedecer a Dios, pero lo pensaron, se arrepintieron y fueron (La Iglesia).Debemos entender la importancia del arrepentimiento. Arrepentimiento viene por pensar, y el pensar cambia las emociones y la voluntad para determinar hacer la Palabra, caminando en fe y amor, llevando una vida de piedad y de bienaventuranza.

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