LEGADO

Legado Reformador.

Bienvenidos a nuestra máquina del tiempo, nuestra historia. La bitácora está definida y nos lleva muchas centurias atrás. Tomen sus lugares y con gran expectativa viajemos.

En los registros hebreos bíblicos aparecen los 200 hijos de Isacar que eran “entendidos en los tiempos”. Más adelante será el Señor Jesucristo, quien direcciona a los llamados a expandir su causa y cumplir el propósito eterno precisándoles que: “no le corresponde a ustedes conocer los tiempos y las sazones que el Padre puso en su sola potestad “. Y les enfatizó: “pero de aquel día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre”.

Del siglo primero, el itinerario de viaje nos lleva hacia la edad media. Allí aparecen hombres y mujeres que son entendidos en los tiempos. Son conscientes de su realidad y desde el mensaje recibido por Dios, como atalayas que son, levantan su voz para advertir y prevenir su generación. Pertinente la denuncia de Girólamo Savonarola, religioso comprometido con la encomienda de Jesucristo a su Iglesia, la cual comprende una presentación holística del evangelio transformador, la buena noticia; que 1500 años después de ser presentada y legada a sus seguidores permanecía en vigencia.

Este pastor afincado en Italia y comprometido con sus contemporáneos florentinos del siglo XV no le teme a la denuncia. Es un hombre entendido en los tiempos, más allá de sus pergaminos que le llevaron a sentarse a dialogar con las grandes y eminentes personalidades de su generación. Y la denuncia es un abanico abierto, ventilador decimos hoy; que alcanza todos los ámbitos de la sociedad y a todos los actores de la cotidianidad. La corrupción, el bandidaje, el soborno, el latrocinio, el lenocinio, la simonía, el abuso del poder, la violencia contra los menos favorecidos, la desidia de los gobernantes, la indiferencia de los poderosos ante la miseria, el saqueo de los recursos de los necesitados; y, una larga lista de todas las modalidades de injusticia.

Sin temor y con gran temeridad, puso al descubierto los comportamientos fuera de toda ética cristiana de sus propios colegas y superiores, incluida la alta jerarquía eclesiástica. En esta línea, ya no se pronunciaba con simples denuncias, se trataba de pecados capitales cometidos en abierta flagrancia contra sus congéneres y por ende contra el mismo Hacedor del Universo. El Dios Todopoderoso estaba ofendido con la sociedad; y, los sacerdotes que debían defender y ejemplarizar la moral y ética recibida del Señor Jesucristo a través de sus apóstoles, eran culpables.

Dirigentes políticos y gobernantes desde palacio tenían saldo en rojo en su moral.
Viajando por el túnel del tiempo, quinientos años después, el momento que vive nuestra nación pide a gritos que todos los Savonarolas entendidos en los tiempos lean lo que pasa en nuestra nación y levanten su voz, se pronuncien ante los males de este país. Esto demanda compromiso, entrega, renuncia. Savonarola fue atacado, censurado, malinterpretado, acusado, juzgado y condenado; y sus propios colegas en mancuerna con los líderes de la Florencia de esos días, lo llevaron al cadalso para rendir su cuerpo por una causa justa, y sufrir la muerte en la hoguera.

Si es cierto que nos duele Colombia, se nos llama a correr riesgos, y hacer sacrificios. El prestigio, la comodidad, la buena imagen, el tiempo de servicio a Dios, los recursos, la incomprensión, la encerrona. No nos quedemos en silencio, seremos igualmente culpables, y la siguiente generación nos lo demandará.

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