Legado

Legado reformador.

 

 

Nuestras coordenadas en la máquina del tiempo se mueven un poco. Ya las Reformas Religiosas se están dando por todos los rincones de la Europa del medioevo, saltan al escenario nuevos personajes, se desatan nuevas dinámicas de acuerdo al lugar y contexto.

 

 
Detengamos el paso por un momento en un proceso que desató la ira de las altas jerarquías eclesiásticas de la hora. Pedro Valdo, la Biblia de Ferrara, Juan Wicliff, Juan Hus, Erasmo de Rotterdam, Martín Lutero, Casiodoro de Reina, Cipriano de Valera; William Tyndale; entre otros, se identifican con la misma actividad: se arriesgaron a traducir el texto bíblico desde los manuscritos existentes en hebreo, griego, arameo y latín. Y como si hubieran soltado las cadenas de un monstruo lanzallamas que comenzó a enfurecerse contra ellos, hasta perseguirlos para quemarlos en el fuego de la ignominia.

 

 
Arden las hogueras de la inquisición, los cazas recompensas se lanzan en persecución abierta en busca de estos reos ausentes acusados de la mayor herejía posible: poner el texto sagrado de la palabra de Dios en el lenguaje que pudiera entender el pueblo. ¡Qué crimen tan atroz!, nadie lo puede creer quinientos años después. ¿Cuál fue el aporte de estos aventurados y temerarios traductores que pusieron sus talentos al servicio del propósito divino? Querían ser consecuentes con la directriz de su Maestro Traductor Mayor quien se despojó de toda su gloria de manera temporal, mientras estuvo de carne y hueso entre nosotros y expresó “Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. Desde que sus corazones y mentes fueron llenos de esa filosofía de vida, descubrieron para que estaban puestos en esta tierra.

 

 
Se corren altos riesgos por decir la verdad. Algunos a veces comprometiéndose seriamente, reconocen en alguna medida al que dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, y atinan a decir: “Por la verdad murió Cristo”. Y ¿Acaso han cambiado las cosas con el transcurrir del tiempo, el avance de la ciencia, el ímpetu de la tecnología y el cúmulo de conocimiento y experiencia humanos? Ciertamente no. Y la verdad hay que decirla, no se puede callar. Nuestra nación pasa por un momento decisivo para su futuro. Las siguientes generaciones esperan que les dejemos un país mejor.

 

 
Se nos llama a ser inteligentes, se nos invita a elegir con sabiduría, se nos impele a decidir el futuro de nuestra nación, se nos convoca a leer los tiempos, se nos demanda a mirar alrededor y observar los ejemplos de la vecindad. Se nos pide que avancemos con la verdad, a no callarla. Como seguidores del Maestro de Justicia debemos actuar en consonancia con el carácter de nuestro Señor. Colombia eres tierra de bendición, eres tierra de abundancia, eres una tierra feliz, eres la nación que está en el corazón de Dios. Llenaremos tu tierra con la buena noticia de la verdad eterna de Jesucristo. Aunque el fuego arda para consumirnos, es un compromiso que asumimos con decisión y valor. Colombia, te mereces lo mejor y tus hijos no te vamos a defraudar.

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