No estoy hablando que sean cosas que Jesús escondió en sus treinta y tres años de ministerio, son cosas que Dios escondió desde antes de la fundación del mundo. Si están escondidas desde antes de la fundación del mundo, no las tuvo que revelar a nadie más y el Señor las esconde en parábolas, pero no de ti, sino para ti.
Dios las escondió para ti, ¿me estoy explicando? Es como cuando le voy a dar un regalo muy valioso a mi esposa, no se lo doy el día que es, porque ya lo está esperando. La pongo un poco nerviosa y lo escondo para que no lo vea antes. Lo escondo para ella, no de ella. Ahora, ¿dónde los esconde? Donde menos la gente lo va ir a buscar.
Una anécdota les voy a contar: A mí me regalaron una caja fuerte cuando estábamos en la otra iglesia y nunca la pude abrir. Cuando los ladrones se metieron, era una caja fuerte pesada, rayaron el piso donde se llevaron la caja, y la caja no tenía nada. Yo oré: “Señor, permite que los ladrones puedan abrir la caja”.
El Señor habla por parábolas para que los que no fueron designados a recibir la revelación no las entiendan. Las parábolas queman el corazón del oyente y del predicador.
En las parábolas están escondidos los principios para nuestra vida. ¿Usted sabe que el tipo de enseñanza que uno da divide la audiencia? Jesús dijo “a vosotros les es revelado conocer los ministerios, porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aún lo que tiene, le será quitado”. Les habló por parábolas para dar al que tiene, y al que no tiene se lo quitó.
Cuando el Señor enseñaba parábolas, había gente que adquiría más sabiduría, y otros perdían oyéndolas. Hay gente que pierde oyendo Palabra del Señor, pero tú has venido a ganar. Jesús dijo “les hablo por parábolas para que los que ven no vean”. ¿Cómo es posible que no entiendas la parábola del trigo y la cizaña? Porque las cosas se cumplen si se creen. Usted sabe que cuando hay grasa, las venas se cubren y no pasa la sangre, y en la sangre está la vida, igual pasa con nosotros en el espíritu., Daniel deseó oír la parábola del sembrador y nunca la oyó.
Usted sabe que predico de pasta a pasta la Biblia, pero mientras hoy hay gente, que si Jesús se sienta a enseñarles el sembrador salió a sembrar o el reino de los cielos es semejante a una mujer que escondió la levadura en tres tinajas, dirían “ah, es light”, pero aquí tendríamos a Esaú, a Miqueas, Jeremías, Isaac, que estarían con la boca abierta, cuanto desearían oír esto. Y a los que se les enseña, lo desprecian. Los profetas vendrían a ti porque allí hay una riqueza. A ti se te podría aparecer Isaías y decirte “cuéntame la parábola del sembrador”.
No quiero ser un hereje, pero aquí dice que ellos desearon oír lo que tú oyes. En otras palabras, los profetas se sentarían a escucharte con gusto. Dios nos dio un mejor pacto que el de Moisés, tenemos hoy que ministrar el del Espíritu. Dios mandó a Moisés a predicar la ley, ¿la ley salva a alguien? A ti te mandó a predicar la gracia, ¿la gracia salva a alguien? Sí, ¡imagínate lo grande de tu llamado! ¿O tú hubieras querido ser Moisés y extender la vara? Y Moisés hubiera querido estar aquí, porque lo que ellos profetizaron aquí se ha cumplido.
Qué envidia santa, pero envidia. ¿Qué está escondido en las parábolas? salvación y sanidad. El que oye las palabras y las entienda, yo los puedo salvar y sanar. Tu corazón se va volver por fin humilde, y buscar en la Biblia lo que realmente es profundo, eso divide a la gente.
La gente que iba al monte a escuchar enseñanzas, como por qué te afanas por comer y vestir, esto es demasiado light para algunos que predican hoy. Ya te hubieras cambiado de iglesia, porque aquí dan leche.
Cash Luna.