REINO

LA ORACIÓN DEL REINO

El reino de Dios es la manifestación dinámica de su presencia, voluntad y poder, que es cumplido en los cielos, expresada por medio de su Iglesia sobre la tierra. La presencia de su reino no puede sino producir cambio de vida en la humanidad.

 

Tú y yo, como su Iglesia, representamos el reino de Dios sobre la tierra: La iglesia de Jesucristo es el único agente que puede entrar en el campo espiritual para que con la autoridad de Dios traiga la victoria que Dios ha prometido. Toda condición humana natural es definida por la Iglesia, bien sea porque agresivamente tomamos nuestro lugar o porque indiferentemente no entramos a tomar posesión de lo que Dios nos ha entregado.

 

El Reino invisible de Dios es el que determina lo que pasa en nuestra nación, es el que abre el paso para que los propósitos de Dios se cumplan, para que el poder del nombre de Jesucristo y el poder del Espíritu Santo arrasen con el reino de las tinieblas en todas las esferas de la sociedad y para que las generaciones hagan la voluntad de Dios.

 

Nuestras oraciones aunque no siempre visibles a los ojos son un arma poderosa de guerra que Dios nos ha dado para vencer.

 

El reino de Dios no está basado en necesidades, ni en patrones del mundo. No puede ser comprendido por la mente humana (Romanos 8:5-8), y no puede ser obtenido por ambición (Lucas 9:55). Está en los lugares donde la Iglesia extiende la obra de Jesús demostrada en victoria, conquistando las tinieblas, ahora entronado a la derecha del Padre. Está donde tú y yo ejercemos la autoridad que Jesús nos ha delegado como embajadores, desde nuestro nuevo nacimiento en el Espíritu.

 

¡Escucho el sonido de la voz de la trompeta llamando a los hijos de Dios! A su Iglesia.

El Padre Celestial está buscando a aquellos que levantemos vallado, hombres y mujeres que quieran cambiar el destino de la nación y quieran arrebatar lo que nos pertenece orando y ayunando hasta ver la victoria.

 

Tomemos la determinación de decir SÍ al llamado del Señor. Decidamos postrarnos, clamar y creer por Sus propósitos para Colombia. Busquemos Su voluntad en oración, como uno que «está en la brecha» por su nación.

 

¡Arrebatémosle nuestra heredad al reino de las tinieblas a través de la adoración, guerra e intercesión profética a lo largo y ancho de nuestra Nación!

 

Tomemos las promesas de la Biblia como saetas de guerra declarándolas en oración hasta ver resplandecer la gloria del Reino del Rey de reyes en las naciones.

 

POR: APÓSTOL MARCELA MACMILLAN – IGLESIA COMUNIDAD CRISTIANA DE FE

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