Por: Enrique Gómez Sánchez
Estamos viviendo sin duda alguna los momentos proféticos que enmarcan los últimos tiempos; guerras y rumores de guerras, hambre, conflictos en todas las áreas; podemos afirmar que esta generación, es la que experimentará el acontecer profético del “Rapto de la Iglesia”.
Pero nace una pregunta: ¿nuestra juventud conoce realmente la doctrina cristiana y su contexto escritural netamente espiritual?
Máxime cuando los sermones y prédicas de los mayores exponentes son con influencia a la prosperidad. Unos líderes espirituales que se preocupan más en enseñar como “arrebatar lo material” que hay en este mundo.
En este tiempo que vivimos, donde no solo ha predominado las cuarentenas, sino que se han sumado también, las marchas, los cierres viales, la quema de llantas, los saqueos a negocios, la quema del palacio de justicia en el municipio de Tuluá y los conflictos en las redes sociales.
Todo lo anterior, agudiza las posturas radicales y exaltan los ánimos informando y mal informando a los incautos, donde toda postura es válida desde el punto de vista que se quiera tomar, porque cada uno es libre de expresar lo que siente.
Pero lo más relevante es la postura que asume la juventud cristiana, que sin saber del contexto escritural y espiritual de la Biblia, hacen ver a los profetas Moisés, Isaías, Jeremías, Ezequiel entre otros como los manifestantes de la época tiránica de sus reyes y aun se suman a decir que ellos también manifestaron la inconformidad que vivían como ciudadanos ante la opresión de sus gobiernos.
Y es que el gran problema que se puede generar, es sacar del contexto escritural y netamente espiritual a la Biblia, para darle un propósito social acentuando nuestra problemática moral que es el gran pecado de la raza humana…, creer que estamos actuando bien en nuestra propia razón.
Porque el propósito de la Escritura, es mostrar que cuando nos desviamos de Dios y le sacamos de nuestra vida, de nuestros caminos y aun no le tenemos en cuenta en nuestras decisiones, es entrar en un alejamiento espiritual y por ende ser guiados por nuestra moral corrompida ya que alejada de Dios solo puede darnos una idea de las cosas, por lo cual nos sumamos sin quererlo a las ideologías de este momento que nos sacan de la verdad, porque la verdad es una, y solo la verdad nos liberta de toda ideología humana.
Ahora veo con gran preocupación, que después de la generación de los lideres que hablaban con Dios como Moisés, se levanto otra generación que debía obedecer a la ley dada por Dios a este líder como lo fue la generación de Josué, que aun conservaba el seguir en obediencia a Dios; pero al finalizar esta, se levantó una generación que no conocía del Dios verdadero, por lo cual cayo en decadencia espiritual cada uno interpretaba a su conveniencia como debía vivir su vida para con Dios, recibiendo como resultado el ser oprimidos por los enemigos de los pueblos que sus líderes habían derrotado en épocas pasadas, causando un gran temor en ellos por los milagro palpables y reales obrados por el Dios verdadero.
Pero al faltar el conocimiento y la fe, fueron nuevamente cautivos y llegaron a ser siervos de pueblos idolatras y paganos que solo podían ser librados de su mano cuando Dios levantaba un líder o juez, pero a la muerte de este, volvía la decadencia y la opresión de sus enemigos.

¿Qué quiero lograr con este articulo? crear conciencia de que ya nosotros no debemos preguntar donde esta el Dios de Moisés, Josué, Caleb, Elías, Isaías, no, porque Él siempre está sentado en su trono inamovible.
La pregunta debe ser: ¿dónde están los líderes de este tiempo,? que le crean al mismo Dios verdadero y hagan que los corazones de esta generación vuelvan a Dios y que busquemos en lo escritural lo espiritual, que les hace cambiar su forma de pensar y por ende su forma de vivir, porque no podemos olvidar que la Biblia es la guía para cambiar nuestra moral que por cierto, necesita cada momento ser transformada por lo escrito en ella; para que así podamos ser una solución espiritual a un mundo material que solo puede ser afectado por lo espiritual.
Una generación que ha cambiado los principios, por los ideales, que han cambiado la verdad por las ideas. Solo la Palabra de Dios prevalece para siempre.
