Pastora Joyce Meyer

HAGA SU PARTE

Antes de que podamos disfrutar cualquier verdadera victoria sobre el pecado y experimentar un cambio en nuestro comportamiento, debemos aprender que solo Dios puede cambiarnos (vea Gálatas 3:2-5).

No podemos perfeccionarnos, y cuando tratamos de hacerlo, lo único que conseguimos es frustrarnos. Dios nos ha llamado a la perfección y nos ha dado corazones perfectos, pero es una obra que conlleva un proceso y que requiere fe, paciencia y tiempo. Al enfrentar la verdad, admitamos nuestras fallas, depositemos nuestra fe en Dios para que nos cambie y veamos así resultados; pero debemos confiar en su tiempo. Las cosas no siempre ocurren cuando a nosotros nos parece que deberían.

Somos socios de Dios y tenemos que cumplir nuestra parte del trato. Nuestra responsabilidad es creer y obedecer cualquier instrucción específica que Dios nos dé; su parte es hacer trabajar las cosas buenas que Él ha puesto dentro de nosotros, para que salgan y puedan ser vistas y disfrutadas por los demás y nosotros mismos. Cuando caemos en las “obras de la carne” (nuestra energía tratando de hacer el trabajo de Dios), nos frustramos. Dios mismo se frustra, se opone y nos opone resistencia, hasta que nos humillamos y nos apoyamos por completo en El (vea 1 Pedro 5:5). Me llevo mucho tiempo, pero finalmente aprendí que cada vez que me sentía frustrada era porque había dejado de confiar en Dios y había vuelto a confiar en mi para lograr cualquier cosa que fuese necesaria en ese momento.

Recibimos a Cristo totalmente por fe, y así es como debemos vivir. Nos damos cuenta de que necesitamos cambiar, y a menudo nos decepcionamos con nosotros mismos y hasta nos sentimos condenados- cuando no lo hacemos. Pero estaremos mucho mejor si depositamos toda esa energía que solíamos utilizar en tratar de cambiarnos en la oración, y confiamos en Dios y en que El hará lo que haga falta.

Por la fe, Dios está obrando, y usted vera resultados maravillosos, pero debe dar vuelta al proyecto de su perfección completamente hacia Él. ¡Deje que Dios sea Dios en su vida! En vez de decir: “Nunca voy a cambiar” diga: “Dios está obrando en mí, a medida que confió en El, y creo que me está mejorando cada día mas. Dios me está fortaleciendo en mis debilidades, y me está ayudando a dejar mis malos hábitos”.

Autor: Joyce Meyer

3s comentarios

Responder a Liliana centonce Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *