«Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra.»
Marcos 2:1-12 (RVR60)
“Entró otra vez”, denota la persistencia y la fidelidad del amor de Jesús por la gente. Él nos ve como oportunidades. No nos ve cerrados.
“Se oyó que estaba en casa”, tu vida, tu casa, es una caja de sonidos. “Se oyó”: significa: Entender, escuchar, llegar a oído de, obedecer. ¿Qué se oyó? “Que estaba en casa” – OIKOS – Morada, Familia. Tu casa, puede ser un lugar de paz o de guerra, de fe o incredulidad, de acuerdo al sonido que haya en ella. De ingratitud o de agradecimiento. De religión o de La Verdad revelada. Déjame escuchar el sonido de tu casa y te diré qué ambiente y qué espíritu hay en ella. Hay casas donde todo el tiempo sus sonidos son llenos de incredulidad. Los que allí habitan están fuera del tono, del dulce sonido de la gracia.
En esa casa el sonido fue de la Palabra de Dios (V.2). El ruido es disonante, una mezcla desordenada de sonidos y trae confusión. Es como el pecado, ¿Qué trae? Confusión.
El ingrato produce ruido. El agradecido produce sonido. ¿Qué sonido produce tu vida? Siempre producimos sonidos o ruidos. Notas discordantes, fuera del tono, pero también podemos producir vida y armonía. De acuerdo al sonido que emite tu vida, así será la compañía que te sigue (Proverbios 1:7. 10-19). Tu sonido puede ser de grandeza y servicio o puede ser de bajeza y orgullo. El religioso produce ruido, la gracia es la sinfonía del amor revelado a través de la obra del calvario.
¿Quién es el director de orquesta que dirige tu vida? ¿Jesucristo? ¿Las tinieblas?
¿Qué domina tu vida? ¿la carne? (Rom 8: 5-8. V. 13) o el ¿Espíritu? (Rom 8: 1-4.9.11. 14-17). Los sonidos de tu casa revelan que “huésped” tienes. “Se oyó que estaba en casa…” En esta casa el sonido que se oyó fue la voz de Jesús, La Palabra encarnada (Jn 1: 1-3). Esa Palabra: Salva, Sana, Libera, Llena el vacío, da vida. Cuando Él llega todo cambia y se produce en esa casa una libertad y podemos decir: Él Reina (Is 52:7). El sonido de Jesús nos atrae: Vete y no peques más; Talita Cumi.; Quiero, sé limpio.; Yo no te condeno; Pasemos al otro lado. Son Palabras llenas de poder y de vida (Heb 4:12). El sonido de su voz levanta, transforma y todo lo hace nuevo. Deja que su Palabra, que su sonido te posea, te aquiete, te de esperanza, traiga sosiego, dirección y fortaleza. ¿Qué sonido emite tu vida? ¿Qué se oye cuando estás en casa?