Por: Pastor José Garcia
En el Nuevo Testamento se nos juzga más por lo que pensamos, que por nuestras obras. Ya que nuestra mente está acelerada a hacer el mal.
A medida que crece nuestra entrega en el santuario, Dios colma y satura el lugar de su morada. En el Antiguo Testamento, vemos que, Miriam la hermana de Moisés, tuvo que aprender a obedecer. Ella sabía cantar, pero no obedeció la Palabra de Dios en boca de su hermano. Ella fue castigada por una semana, pero si no hubiera sido la hermana de Moisés, habría muerto. Dios paga a cada uno conforme a sus obras. Las obras son los frutos que ha trabajado y producido.
Muchas veces cuando decimos; es la voluntad de Dios, que suceda esto o aquello (que se muera alguien de enfermedad o caiga en crisis) esto en realidad es falta de Fe. Las revelaciones que Dios permite que tengamos es para, que primeramente pongamos en orden nuestra vida. Hoy más que nunca hay pocas personas que alcanzan un nivel de Fe Auténtica.
Hay mucha “fe natural” que se hace pasar por Fe Espiritual. “La Fe de oro” es la Fe de máximo nivel. Toda Palabra que Dios con su dedo, no ha escrito en nuestro corazón, no permanecerá. Los fuegos de pruebas que pasamos, decidirán la pureza del oro que puede haber en nosotros. La mayor recompensa para los santos es ver cara a cara a Jesús.
Si un cristiano cae en el desánimo, al diablo se le cae la baba pensando en el bocado que nos convertiremos para él. Los que perseveran en la sana doctrina, sus vidas serán prosperadas. El pastor de la congregación, es el que tiene que probar a los discípulos y si se les hallare aprobados los apartará para el ministerio. Todos los que su nivel de “Fe es oro”, pertenecen a la Nueva Jerusalén. Nunca el hijo espiritual superará a su maestro que le enseña.
Tener la semilla de Fe como un grano de mostaza, y no sembrarla equivale a no recoger ningún fruto. La bendición que no he puesto bajo tierra, no dará fruto.
Nuestra cadena de Fe, no debe romperse, para que se pueda mantener en su pureza. Al igual que los productos congelados, no tienen que disminuir en su cadena de frio, pues pueden llegar a deteriorarse. De igual manera sucede con los cristianos que no entienden la Palabra, y se permiten el lujo de flaquear, y juzgar a los demás, ellos están rompiendo la cadena de frio espiritual y pueden enfermar.
Hebreos 6:4-5
Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, Y asimismo gustaron de la buena Palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
Son solo los méritos de Jesús, los que nos abren la posibilidad de entrar en el cielo.
El dominio propio tiene que ir acompañado a la fe, para que no se extravíe al ser probada. Las “buenas personas” sino tienen al Espíritu Santo no se salvarán.
Uno de los secretos para crecer como cristianos es: aplicar todo el género o material que hemos recibido del pastor, comenzamos a trabajarlo y a operar con él en nosotros. El Amor del Padre, tiene todos los frutos bajo sus alas, la bondad y la Fe, seguidas de todo lo demás. La plenitud del Espíritu es conectar entre si la vida entre el espíritu, el alma y el cuerpo.
Los que conocen y viven mucho en esta plenitud, son personas muy…, pero que muy disciplinadas. La obra que llevó a cabo es la que debe conectar con la vida del Espíritu Santo. Si yo me conecto con la literatura evangélica o con canticos bien elaborados, pero no vivo una vida conforme a su Palabra, esto no traspasa a lo espiritual.
Mi espíritu tiene que transmitir lealtad. Él apóstol Pablo ya recibió en su época la revelación del carácter de los hombres de este último tiempo. Hombres fortalecidos por “el papel” de sus dones naturales. Cada vez que tengo comunión íntima con Jesús, equivale a tomar la Santa Cena y comulgar con Él.
Santificación total es estar en comunión continua siempre.
“Por mil euros no se puede viajar a la luna” Depende del precio que puedes pagar allí viajarás. Yo no puedo dar lo que no he tengo.