anillo

CUANDO EL RÍO SUENA

Si la Comunidad del Anillo existió o no, es materia de investigación de las autoridades competentes, no obstante, lo que lamentablemente sí es real, es la degradación moral de nuestra sociedad y como dice el adagio popular, “cuando el río suena…”. Ahora bien, ¿qué es lo que suena?, suenan evidencias de inmoralidad sexual a las cuales denominan “ser sexualmente responsable”, ¿qué es lo que suena? suena a la pérdida de integridad personal y de valores pero que eufemísticamente llaman “derecho a la intimidad”.

Lo que somos en público debemos serlo en lo privado. El uso de groserías de alto calibre por ejemplo, ¿por qué se hablan en lo privado y no en un discurso político? ¿por qué no se emplean en franjas de horario familiar de medios televisivos o radiales?, todos diríamos que por pura prudencia y respeto, pero no, la verdad es por falta de integridad. Sean magistrados, periodistas, políticos o militares, debemos ser igual en lo íntimo y en lo público. Algunos después de sus pronunciamientos abiertos, se juntan entre sus cerrados círculos de compañeros y comienza el mal vocabulario ¡Vaya hipocresía! De la misma forma, la vida sexual íntima, máxime cuando se es esposo, no debe ser de dos o más caras, sino de una sola pieza, de lo contrario, pertenecer a anillos de inmoralidad, pone en riesgo familias.

Dios y Patria, han sido palabras que me han motivado a llegar a la arena política, constituyen el lema de mi Policía Nacional, institución que admiro y respeto pero a la que hoy debo protestar vehemente frente a estos hechos cometidos por una supuesta red de prostitución de sodomía conocida como “La Comunidad del Anillo”, los cuales deben ser aclarados con celeridad. En el mismo sentido, la justicia colombiana debe ser diligente en proteger el tejido moral de los ciudadanos, porque si tales acontecimientos en los que presuntamente también algunos miembros del Congreso de la República hicieron parte junto con policías, llegaren a no son ser castigados, se estaría dando un pésimo ejemplo a las nuevas generaciones.

El que los personajes públicos, sin importar si pertenecen al Estado o al ámbito privado, no sean íntegros moralmente, y que amparados bajo la equivocada interpretación del “derecho al libre desarrollo de la personalidad”, para justificar el homosexualismo, el bisexualismo, el machismo o cualquier otro ismo negativo, es el caldo de cultivo por el cual surgen Comunidades del Anillo que corroen y ponen en riesgo vidas valiosas, incluidas las de ellos mismos. Si tal escándalo no hubiese salido a la luz pública, quienes se deleitan en dichos vejámenes, seguirían ignorando el antiguo sabio proverbio:

Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte”.

Tarde o temprano, lo que se hace en oculto, tristemente podría practicarse en la luz porque ya nos están diciendo que la vida íntima de personas adultas que consienten voluntariamente aberraciones sexuales, está bien. Debo advertir contundentemente, esas justificaciones, son las bombas de tiempo camufladas que nos destruirían. Recordemos aquel verso que dice: “Todo el mundo cree hacer lo bueno, pero Dios juzga los corazones”. A este paso, si no hacemos algo, lo que hoy nos escandaliza, podría ser mañana considerado normal, pero podemos oponernos y desactivar tales explosivos.

Paso a paso han construido los “derechos sexuales y reproductivos” así como la “ideología de género”, promocionados por ONG internacionales de gran prestigio, incluso desde el mismo corazón de la ONU, así las cosas, Comunidades del Anillo o fenómenos semejantes, en no muchos años, no serán escándalos, sino estarían legalizados y legitimados culturalmente. Por eso levanto mi voz con bastante anticipación y no dejo pasar tan atroz circunstancia, tanto de prostitución como de sodomía dentro de instituciones creadas por la democracia, como la Policía y el Congreso. Si el río suena, no lo dejemos desbordar, estamos a tiempo.

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