El embarazo adolescente

Actualmente, Colombia ocupa el tercer lugar después de Venezuela y Ecuador con el mayor número de adolescentes embarazadas. Se estima que el 20% de las embarazadas en Colombia son adolescentes, según estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas ONU.

Año tras año, este dato estadístico sigue creciendo, en la actualidad ya son 150 mil embarazos en niñas entre los 10 y los 19 años registradas en el país. Pero mundialmente estamos hablando de 16 millones de embarazos entre la población adolescente.

Cifras extractadas de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud nos muestra que nuestras adolescentes hoy en día, buscan quedar en estado de embarazo, no exactamente como fruto de una relación, sino como físico escape a una vida en abandono y soledad que aquél adolescente porta hoy en medio de la sociedad.

En Colombia el 64% de los embarazos en adolescentes son «no deseados» en su concepto general, y muchos de ellos son generados en adolescentes no mayores a los 14 años de edad.

¿Qué está pasando? Es la pregunta que surge a partir de estas cifras. ¿Quiénes son los responsables de esta grave problemática? ¿Los padres que no se comunican correctamente con sus hijos, las instituciones educativas que no imparten los principios básicos en educación sexual o los mismos adolescentes, que se aventuran a tener prácticas sexuales sin la protección ni la conciencia de los riesgos que el ejercicio de la sexualidad implica?

Lo cierto es que el embarazo adolescente perjudica no solo a la madre, sino a sus hijos, a sus familias y a la sociedad entera “El embarazo en la adolescencia es una circunstancia que quita la oportunidad de desarrollo, de crecimiento, de completar la educación, de tener mejores oportunidades para el trabajo y mejores condiciones de vida, tanto de la madre como de sus hijos” afirma Mariluz Mejía Gómez, asesora en Salud Sexual y Reproductiva del Fondo de Población de la ONU.

Cada embarazo adolescente tiene sus riesgos. Al no tener su cuerpo totalmente desarrollado, una adolescente puede presentar riesgos en la gestación y parto del bebé tales como como:

  • Mayor probabilidad de presentar la rotura del útero, que puede conducir a la muerte tanto a las madres como al recién nacido.
  • El trabajo prolongado de parto puede causar una fístula obstétrica.
  • Otros riesgos del embarazo adolescente son: anemia, placenta previa, parto prematuro, depresión y otros desórdenes psicológicos. Además, los bebés de madres adolescentes tienen más riesgo de presentar problemas en su desarrollo y crecimiento.

De todo lo anterior, se desprende la gran importancia de la Comunicación, como factor clave para la prevención del embarazo adolescente.

Lastimosamente esta nueva generación de adolescentes, empiezan a tener relaciones sexuales cada vez en más temprana edad, sin tener la información y formación adecuada en evitar embarazos; bajo la aplicabilidad de valorar su propio cuerpo, en entender que “Todo tiene su tiempo”, que vale la pena esperar, el no dejarse influenciar por las malas amistades, o por lo que “todo en el mundo lo hace”, a eso agreguémosle la típica “rebeldía sin causa” que opta cada adolescente…, charlas básicas que únicamente se pueden generar en el calor del hogar, la protección paternal, el acompañamiento y asesoría espiritual que ofrece unos padres temerosos de Dios. Para todo lo anterior, el mejor anticonceptivo para prevenir embarazos y enfermedades de transmisión sexual es la comunicación. Por eso, se hace necesario que desde casa se haga un trabajo de educación con los y las adolescentes acerca del tema de la sexualidad y sus riesgos y consecuencias, como es el embarazo no deseado.

Una charla franca y directa con los hijos acerca del tema sexual evita que la información que reciban sea por fuentes poco informadas como páginas de Internet no especializadas o los amigos de su edad.

Para hablar del tema de sexualidad y embarazos tempranos en adolescentes se necesita:

Entender que los colegios no tienen toda la responsabilidad de enseñar sobre los asuntos de sexualidad al adolescente: son los padres los que, además de enseñar a sus hijos todo el tema biológico y anatómico de la sexualidad, tienen la obligación de impartir la educación y formación en valores alrededor de este tema.

Enseñarles que todo acto tiene sus consecuencias: una sexualidad desordenada conduce no sólo a embarazos no deseados sino a la transmisión de cientos de enfermedades de transmisión sexual, lo cual puede truncar los sueños y proyectos de los jóvenes.

Comprender que hablar de sexo con los hijos no es incitarlos a que inicien su sexualidad. Es bueno hablarles claramente sobre el tema desde que inician la pre-adolescencia, basados en una información concreta y estudiada.

Las charlas sobre sexualidad y embarazos no deseados también deben impartir un fuerte mensaje en el adolescente: tener su propio criterio a la hora de tomar decisiones. No porque el amigo, el primo o el vecino tengan relaciones sexuales ellos deben tenerlas también. Reforzar su autoestima ayudará a que tenga claro sus proyectos de vida y sus metas, fuera de la presión social que lo rodea.

Hablar de sexualidad con los hijos no significa amenazarlos o sermonearlos. Significa aclarar sus dudas con amor, paciencia y confianza. Impulsa el diálogo familiar y haz del sexo un tema de conversación sin misterios ni tabúes.

No en vano el salmista expresa que: “Los hijos son como saetas en manos del valiente”, somos nosotros los padres, los encargados de direccionar y proyectar a nuestros hijos para que lleguen lejos, alcanzando metas, lograr objetivos, visualizar sueños y desarrollar todo el potencial de nuestros jóvenes de manera positiva, creativa y en bien de una sociedad que ama y te

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