Las bienaventuranzas Mateo 5:3-12.

 

 

“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.” v.5

 

Los que pertenecen al Reino de Dios tienen que ser personas diferentes. Esta verdad, “felices los mansos”, es algo que es difícil para muchos creer, debido al concepto erróneo que tienen de lo que es mansedumbre. Existe la creencia que una persona mansa es débil, sumisa, sin seguridad en sí misma. En las empresas y también en otras áreas del mundo se busca personas con personalidad fuerte, poderosa, seguridad en sí mismas y que puedan demostrar la capacidad que poseen. Dios tiene una escala de valores muy distinta. ¿Qué significa ser manso? ¿Cómo es una persona mansa?

 

  1. SUMISION A DIOS

La primera característica es que depende del Señor en todo, cada decisión está sometida a Él, acepta la dirección de dios y en humildad cede completamente a Su voluntad. En el Salmo 25:9 dice: “Jehová Encaminará a los humildes por el juicio, Y enseñará a los mansos su carrera”.

 

El creyente que es manso nunca se vuelve resentido o amargado por las circunstancias de la vida porque cree que Dios tiene el control de su vida.

 

Cuando Job perdió todas sus pertenencias, además a diez hijos en un momento, demostró la actitud de un hombre manso: Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito”. Job 1:20-21.

 

Esta sumisión se manifiesta en toda la vida ministerial de Jesús, sin embargo, es muy evidente en su oración en Getsemaní: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú “Mateo 26:39.

 

 

  1. HUMILDAD ANTE LOS DEMAS 

Hay  varios ejemplos de personas mansas en la Palabra. La vida de Abraham demuestra el carácter de un hombre manso. Cuando surgió la contienda entre los pastores de Abraham y Lot por falta de agua y de pastos, el patriarca permitió a su sobrino elegir su tierra primero. Lot actuó de una manera muy egoísta y al final perdió todo, en cambió Abraham recibió grandes promesas de Dios.

 

Moisés era un gran líder con mucha capacidad y fortaleza, pero en su conducta vemos siempre la tendencia a humillarse. La Palabra lo describe en las siguientes palabras: Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra” Números 12:3.

 

El ejemplo más grande es Jesús “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” Mateo 11:29-30.

 

La mansedumbre no es una disposición natural, no somos mansos y humildes por naturaleza, sino es una característica que el Espíritu Santo produce, es fruto del Espíritu.

 

El creyente que es manso tiene autoridad, poder y fortaleza, no es orgulloso de sí mismo, no exige nada para sí. Tiene dominio propio, soporta las ofensas y las heridas que recibe sin enojarse.

 

 

LA PROMESA

“Ellos recibirán la tierra por heredad” Mateo 5:5

 

En esta vida lo tenemos todo en Cristo: “Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos. Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro: sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios” 1 Corintios 21-23

 

Pero esta promesa se refiere también al futuro. El apóstol Pablo escribió a los romanos: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” Romanos 8:14.

 

En el futuro vamos a reinar con Cristo.

 

 

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